Febrero, que ya quedó atrás con sus 29 días y sus oleadas siberianas, ha sido un mes especialmente frío y seco. La media de las temperaturas lo coloca como el tercero más gélido de los últimos 60 años. Y llover, llover, sólo los dos primeros días se registraron precipitaciones considerables, por lo que ha caído un 90 por ciento menos de lo que es habitual en este segmento del año.
Sólo ha habido dos años con un febrero más crudo: el de 2005 y el de 1956. Lo más llamativo para los entendidos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha sido la persistencia del frío en «tres oleadas de aire polar continental de origen siberiano» el 4, el 8 y el 12 de febrero, días que helaron el 98 por ciento de la Comunitat, con un 70% con temperaturas inferiores a los cuatro grados bajo cero.
En el reverso de la moneda, la segunda parte del mes. Desde el día 13 las temperaturas fueron en ascenso hasta llegar al máximo el pasado domingo, cuando se rebasaron los 26 grados en varios municipios, situándose en el techo del mes en toda España, a excepción de algunos puntos de Canarias.
En las capitales este febrero de 2012 pasa a encabezar las listas de los más fríos junto a otros también llamativos por sus bajas temperaturas: 1953, 1956 (el más duro de todos), 1965 o 2005. En Valencia la media ha sido de 9.8º, el cuarto más frío desde que se tienen datos y 2.8 grados por debajo de la media; en Castellón se estableció en 8.9 (también el cuarto y 2.5 por debajo), y en Alicante, 9º, el segundo más gélido y a 3.4º de lo habitual.
Este febrero de 2012 también será recordado por su sequedad, con cifras anómalas para el segundo mes del año. La cantidad media estimada ha sido de 3.8 litros por metro cuadrado, un 90% menos de lo que se considera habitual. Sólo los días 1 y 2 hubo precipitaciones significativas en la mitad sur. Estos datos dejan un mes «muy seco» en el 61% de la Comunitat, «seco» en el 35% y normal en el 4%. Este invierno, de hecho, ya se arrastra un déficit del 60%, aunque aún no es alarmante gracias a un mes de noviembre excepcionalmente húmedo, con dos veces y media más de lluvia de lo habitual.